¿A dónde está el silencio?
El bañero que está solo y espera (Extraída del álbum de mi último viaje y que lo seguirá siendo por muuuuucho tiempo) Esta cuarentena no es lo que esperaba: escucho demasiado ruido. Nada más ajeno al silencio monacal que me obligaría a cavar en lo profundo del ser, o al silencio de un par de metros bajo tierra. Por las mañanas escucho el ruido del tránsito, incluso más que algunos domingos habituales. Con el correr del día van desperezándose las discusiones domésticas del vecindario, y no demoran en surgir los problemas -a todas luces gravísimos- que parece tener una habitante preadolescente de mi edificio para completar sus tareas escolares desde alguna plataforma virtual, el volumen va in crescendo en la sinfonía de sus vituperios contra la maestra y la descripción de los audios que le mandará a través del WhatsApp. Pienso en la profesora y en todo el ruido en el que debe estar inmersa, en esa desbordante lluvia cotidiana de mens...